Y he aquí nuestra vuelta a las andadas, visitando el centro de Gandía para disfrutar del ambiente y la comida. Y para ello hemos visitado «El Almacén».
A medio camino entre un ultramarinos (que viejuna suena la palabra…) y un restaurante, «El Almacén» se presenta como un sitio donde comer como un gourmet en el ambiente de un comercio especializado.

Para ello el local esta decorado y acondicionado para que el stock de producto de calidad sea una parte mas de su filosofía como restaurante.
En nuestro caso la visita no fue en horas en las que habitualmente uno haría la compra de la semana, por tanto los estantes repletos de comestibles nos parecieron una bonita decoración y no tanto una incitación a la compra de los mismos, que supongo tendrá el efecto contrario si te presentas en el local a la hora de comer.
Esa dualidad también esta presente en la carta, que ofrece una sección de platos a la carta y otra de menús, aunque por desgracia los menús solo se sirven hasta las 22h. He de suponer que existirá una razón lógica por la que los platos que se confeccionan en carta no se puedan servir en menú a partir de determinada hora, y no creo que tenga que ver con la calidad y precio a la que se sirve la opción de menú.
Pero como de contemplar la estética uno no se nutre, lo mejor es pasar a degustar los platos que pedimos, ya que en ellos está el meollo del asunto.
Decidimos que para hacernos una idea general lo mejor era pedir unos entrantes y compartir unos principales. En ese sentido la carta es suficientemente variada sin ser excesivamente abundante.

Oh yeah, los clásicos hay que reverenciarlos, y las croquetas son una parada obligatoria. Estas que vemos en la foto son de pulpo. A priori puede parecer una ración escasa, pero las croquetas tenían un tamaño tirando a grande. Básicamente con ese material otros restaurantes sacarían una ración de seis a ocho.
El punto de fritura era adecuado y no estaban grasientas, muy bien tratadas para que resulten apetitosas.

Textura buena, ligeramente crujiente fuera y cremosa pero consistente en el interior. El sabor es lo que particularmente a mi me dejo un poco indiferente. Si bien es cierto que el pimentón picante le da una chispa interesante a la croqueta, yo suponía que eran de pulpo, y si no es por los trocitos de su interior no hubiese notado demasiado el sabor al mismo. En ese sentido creo que le faltaba un poco de equilibrio, ya que el picante que las hace tan ricas y especiales también deja mal parado al pobre pulpo.

Para seguir con el croqueterismo que nos define, no podíamos dejar de probar las clásicas de jamón. Aquí si que cumplían con el canon, diría que algo suaves para mi gusto pero también es cierto que es preferible un sabor suave a pasarse con exceso de un sabor tan fuerte como el del jamón.
Las croquetas me gustaron pero no me volvieron loco, y creo que la de pulpo particularmente tiene la base para ser de las mejores que he probado si se consigue un equilibrio justo entre pimentón y pulpo.
Y es que otro de los platos que pedimos como entrante era precisamente pulpo sin mas, y claro, quizá comparar el sabor de este entrante con las croquetas es lo que hizo que las mismas me supiesen poco al citado cefalópodo.

En este entrante vi un acierto grande y un posible fallo. Su sabor era el acierto, el braseado lo hace exquisito, el pimentón es justo y el conjunto es redondo. Quizá lo que hubiese esperado antes. El posible fallo, obviando que la presentación es de lo mas casera, es que la pata no viniese troceada de la cocina. Y digo posible fallo porque quizá es lo que se pretende, que el comensal corte los cachos a su gusto. El problemilla es que esta muy bien cocido y tierno, y el cuchillo de sierra destroza ligeramente la carne en el corte. Salvo esta apreciación totalmente personal, el entrante es muy recomendable, sobretodo si te toca la parte final de la pata, con un braseado perfecto y un sabor intenso.

Para seguir con la ronda de entrantes continuamos con este apetitoso carpaccio de ternera. Su apariencia ya te hace babear. Corte preciso y perfectamente acompañado. Ahora bien, quizá es mi falta de experiencia de los carpaccios, pero me dejo algo indiferente. La carne estaba perfecta, fina y suave en sabor, pero constantemente tenias que buscar algo de pesto para realzar el sabor general. El queso no era un parmesano, faltando su sabor intenso y característico. Personalmente eche en falta un toque cítrico, unas escamas sueltas de sal, algo que le diese una chispa divertida.
Cuidando la estética parece que se olvidaron de probar el resultado final, que pese a ser muy bueno podría ser excelente con pocos toques.
Pero si algo destaca en la carta de «El Almacén» es una selección de carnes que promete dejarnos mas que satisfechos.
Para la ocasión el elegido fue un apetitoso chuletón, algo que solo con mencionarlo desata nuestras fantasías.

Para los que se echen las manos a la cabeza por su punto les diré que no saben lo que se pierden. Podremos pedir la carne todo lo pasada que queramos, y hasta se nos dio opción de que volviese a la cocina para dar el punto para cada comensal. En la carne son detallistas, atentos y dándole la importancia que merece. Por mi parte el punto poco hecho es el que mas me gusta.
Acertadamente se presento troceado para que pudiésemos compartir la carne entre todos, y la guarnición fue adecuada, a lo que respondimos dejando el plato vacío por completo.
Nuestro Glotón mas carnívoro saco casi otro chuletón del hueso, y eso dice mucho de lo rico que estaba.
El único añadido que le haría es presentarlo en la típica piedra caliente que lo mantiene y puede darle un punto mas pasado, claro que suele ser un poco «guarreria» y si no se usa adecuadamente puede resultar en una carne demasiado hecha por descuido.

Otro de los platos principales consistió en una parrillada variada. La misma contenía varios cortes, entre ellos entraña, churrasco o embutido.
La parrillada resulta adecuada si los comensales son carnívoros y quieren de todo. Particularmente algunas partes no me terminaron de convencer, así por ejemplo el churrasco estaba un poco grasiento, pudiendo ser cosa de esa pieza en particular.
Otras partes como el embutido me gusto mas, en particular el chorizo criollo me pareció que estaba muy bueno, jugoso y con un sabor excelente.
Poder degustar diferentes cortes creo que es una opción adecuada, siempre que te asegures que te gusta todo tipo de carne.
En general todos los platos nos gustaron y estuvieron a la altura de lo esperado, dejando como no un hueco para probar algún postre.

El que vemos en la imagen es un postre que nombrado por el camarero puede que nos pareciera algo mas espectacular.
Pequeños trozos de piña cubiertos de un queso suave, una crema de mascarpone nos pareció, suave como una mousse que era divertido.
Nuevamente la presentación algo simple te deja con la duda de si se busca el minimalismo o ese día no se tuvo en la cocina otra idea mejor.
Alguien pensó que un poco de dulce de leche no le iría mal, puede que excesivo, pero tampoco un hilo de miel que decore a la par de sume un dulzor casero seria descabellado.
En resumen, fue interesante y sabroso todo lo que pedimos y si como lector te preocupa el precio puedo decir que cualquier bolsillo se puede permitir disfrutar del sitio, bien sea en menú o carta. A ello hay que sumar que el sitio es muy bonito y es una buena manera de disfrutar del centro de la ciudad.
Glotón Rojo