Comer en Gandia es carne de tradición, cierto, y en Gandia hay sitios que a pulso se han ganado el merito de ser recordados por varias generaciones. Con mas de veinte años a sus espaldas el Ciudad Imperial es uno de los locales mas típicos de comida china en Gandia. En la calle Madrid 23, no es raro que cualquiera haya ido alguna vez en su vida, nosotros mismos vivimos con cierta nostalgia la visita a este restaurante, pero a pesar de que el recuerdo es grato nuestro estomago no se llena mas que de comida, así que hoy toca «chinorris», y veremos que tal se nos da..

Creo que en cualquier menú de chino hay dos cosas que no pueden faltar, una es la ensalada china, y la otra como bien habéis visto en primer lugar, los rollitos de primavera. Vamos por partes. La ensalada china esta compuesta por lechuga como veis, y algo de jamón cocido, regado con un aliño de limón que le aporta ese toque agridulce. Si bien la ensalada estaba buena, con lechuga fresca y crujiente, la salsa era otro cantar. De hecho tan fresca la lechuga que no estaba bien escurrida, y el fondo del plato era una piscina de agua y aliño. Una ensalada mejorable en su elaboración, aunque de ingredientes correctos. Ese segundo entrante que todos pedimos en el chino es el rollito de primavera. Pedimos dos tipos de rollitos, el normal, y el llamado «especial», en algunos restaurantes ese rollito «especial» es llamado «vietnamita» y se presenta como varios rollitos pequeños. Aquí se nos presento con el mismo formato que el tradicional, cosa que al principio nos desconcertó, quizá es la fuerza de la costumbre. Pero en los rollitos como en muchas cosas, lo importante esta dentro. Tiempo para abrirlo y degustarlo, pero oh.. los camareros no cayeron en la cuenta de las salsas, así que nos toca demandar surtido de salsa de soja y agridulce… Si, pensareis que debimos pensarlo antes, pero ciertamente la mesa al llegar no estaba preparada y la celeridad para ponerla a punto tampoco fue para despeinarse, y estas cosas son las que Comer en Gandia calla y apunta. Una vez salseado el rollito he de reconocer que fue un muy buen rollito, su contenido no estaba pasado ni seco, quizá no ser diminutos rollitos «vietnamitas» hace que se conserven mas hidratados, y el envoltorio permaneció perfectamente crujiente hasta el ultimo bocado. Reconoceréis como yo que da rabia que el rollito se vaya ablandando si tardas mas de lo normal en comértelo, y este mantuvo la compostura. Así que, Nos Gustó: Un rollito de los que merecen la pena, y Nos Gustó menos: Un servicio algo distraído y una ensalada hecha con demasiadas prisas.

Entre los platos que pedimos decidimos que mejor pedir platos que suelen demandarse menos, pero no por ello menos apetecibles. Eludimos la hoja de menús para ver el resto de la carta y así buscar sensaciones olvidadas. Una de ellas es la sopa. Estos días fríos son excelentes para empezar nuestras visitas al chino con sopas, porque siempre contienen pequeñas sorpresas. Para ser algo «tradicionales» decidimos pedir la afamada sopa de aleta de tiburón. Una de las cosas que mas llama la atención es la untuosidad de la sopa, ese paladar cartilaginoso es muy típico de esta sopa. Su sabor no es para nada extraño o fuerte, de hecho es una sopa muy asequible para cualquier gusto. Particularmente… Nos Gustó: El gusto y untuosidad hace de ella una sopa excelente para probar Nos Gustó menos: Recuerdo haber tomado sopas con una presentación mas.. de chino. La cuchara de la abuela y el plato de postre restan mucha elegancia.

Siguiendo nuestro plan de ir pidiendo platos menos comunes cambiamos el tradicional arroz tres delicias por un arroz con curry. De nuevo algunas cosas positivas y otras menos. Cuando uno piensa en curry piensa en una potencia tal que los dedos te huelan a curry hasta la mañana siguiente, pero este no fue el caso. De hecho el curry destacaba por su casi ausencia. Corto de sabor de curry en cambio compensaba con trocitos de carne añadida, que a mi entender le da un toque divertido.

Los dos platos elegidos para acompañar al arroz fueron, Gambas con salsa picante (en primer plano) y Ternera con cebolla (al fondo). Con las gambas coincidimos que estaban deliciosas, no solo el punto de cocción, también la salsa era lo prometido. Sin ser abrasadora si tenias el suficiente picante para que realzase el plato a un gran nivel. Soy poco «gambero» y me gustaron, así que con eso lo digo todo. Otro caso fue la ternera, pero de este hay varias cosas que se podrían decir. Al pedir Ternera con cebolla esperas eso, y cuando yo pienso que una cebolla es parte principal del plato pues elucubro alguna elaboración que caramelice la cebolla en sus azucares naturales… bien, pues era diametralmente opuesto a eso, de hecho creo seriamente que esta Ternera se elabora de la siguiente manera, hacemos una Ternera con Setas y le quitamos las setas, listo. El punto de la ternera era mas parecido a un jamón de york, pasada de cocción en agua, y lo único que se salvaba era la salsa, supongo que lo que les quedo de retirar las setas. Dicho eso, Nos Gustó: Unas gambas de nivel, con el arroz adecuado es una excelente elección. Nos Gustó menos: Una ternera desangelada que desde luego no sera pasto de nuestro paladar «never again».

En ese arrebato de aventura nuestra cabecita pensaba en platos de los que nunca habíamos visto nada, así que le dimos la oportunidad a este, Satenaryo de Pollo. Explico por encima, una brocheta de pollo con salsa de cacahuetes. Así suena bien, pues os diré una cosa… sabia igual de bien. El pollo estaba en su punto, no demasiado aderezado con especias, lo que hacia que la salsa destacase. En ese punto la salsa tenia un ligero punto achocolatado que le otorgaba un punto francamente sorprendente y divertido. Me quedo como plato que me sorprendió gratamente, y creo que junto a las gambas nos hicieron disfrutar de la cena.

Jeje, aquí es cuando termina la innovación. Y es que el postre ineludible de cualquier chino es su famoso helado frito. ¿Que decir de el? Delicioso y una buena manera de tomarse un helado. Bien elaborado y nada deshecho al llegar a la mesa, cosa de agradecer. Cortar por lo sano y verlo de una pieza es el objetivo. Caso aparte fue que sirviesen un café antes de los postres, pero como recordareis del primer párrafo… camareros algo distraidos… Por suerte mi postre fueron unas nueces con miel, que pude compaginar con el café y no resulto mal.
Bien, haciendo compendio de nuestra visita y después de la factura… No fue caro, tampoco fue el precio de un menú de bar de polígono, pero es cierto que con poco dinero pruebas muchas cosas, y eso mola. Quizá el servicio dejo algo que desear… bueno, lo de quizá es un decir, si se pagase aparte la atención en la mesa les hubiese pedido que me pusieran extra a ver si llegaba a algo decente, pero ese intangible que es que sientas que todo esta controlado por el camarero no existió. Para un restaurante con su trayectoria esto es irritante, pues casi cualquier gandiense ha pasado por sus mesas en algún momento dado y le deben el buen hacer al recuerdo de sus cenas.
GlotonRojo